Federico Scialabba: un mercado de valores con canciones y qué se viene en el mundo de la música
Según Federico Scialabba, CEO y fundador de Music Brokers, la tecnología Blockchain es clave para la industria de la música. Implica una descentralización que cambiará todo el negocio haciéndolo mucho más transparente. Ocurre que en el mundo digital nadie está seguro de las cifras. No se puede verificar el tráfico de los sitios webs, ni casi ninguna otra cosa. Sin ir más lejos, la auditoría que en su momento pretendió hacer Elon Musk a Twitter para contar con información fidedigna y saber qué estaba comprando, cuántos de sus usuarios eran bots y cuántos reales, fue un fracaso.
La dificultad para acceder a los números reales se da en todos los entornos virtuales. En el futuro cercano, esto será completamente distinto gracias a la implementación completa de la cadena Blockchain. No falta mucho para que en la industria de la música, la moneda transaccional sea una digital. Y con ella, estará encriptado el archivo de música, que disparará todos los pagos automáticamente. Como productor recibirás directamente el cobro a través de una transacción inmediata, o sea desaparecerá el riesgo de lo “incobrable”. Y allí mismo se dispararán también los pagos correspondientes para todos los involucrados: intérpretes, productores, autores, etcétera. Hasta los impuestos, si fuera necesario, para el país donde se esté generando determinado stream.
Esto ampliará enormemente las posibilidades porque el riesgo que un productor podía tener al darle su catálogo a nuevos emprendedores que quisieran lanzar sus propias plataformas ya no existirá. Aunque no tuvieran un soporte técnico para liquidar y garantizar, con estas opciones todo lo administrativo estará resuelto. “Blockchain simplifica muchísimo el acceso a una industria que siempre fue muy celosa de sus contenidos” aclara Federico Scialabba, presidente y fundador de Music Brokers. “Recordemos las luchas cuando a Steve Jobs se le ocurrió iTunes y la resistencia que hubo frente a la posibilidad de descargar canciones por separado… Ahora todo se va a simplificar, incluso podemos fantasear por ejemplo con que las compañías telefónicas regalen un servicio mensual con una cantidad de escuchas determinadas de lo que cada cliente elija. Y el usuario podría pagar solo por lo que está consumiendo en un entorno abierto”.
Es difícil predecir lo que ocurrirá, pero en cualquier caso el panorama es alentador. Definitivamente el negocio se va a agilizar. Y las canciones se van a transformar por completo en assets financieros porque la trazabilidad será realmente sencilla. Podremos ver la evolución, el track record, cuánto recauda cada canción, y todo esto también será transparente. El pronóstico de Federico Scialabba parece razonable: “No me extrañaría que en algún momento tengamos un mercado de valores a base de canciones, o con un conjunto de canciones (ETFs), cotizando a diario en la bolsa de valores. Entonces alguien podrá invertir en un determinado porcentaje de Let it Be de los Beatles. Hoy sería una inversión mucho más seria que todas las criptomonedas que son romanticismo puro, saltos de fe. Una canción como Let it Be, en cambio, tiene un track record desde que la lanzaron hasta hoy. Por lo tanto, se puede saber cuánto genera, cuánto va a dejar, se pueden analizar las proyecciones de la industria e invertir en algo con un respaldo absolutamente sólido. Invertir en un ETF, un fondo cotizado, que en lugar de estar basado en café, se base, por ejemplo, en el Trap argentino sería interesante. Yo me sentiría mucho más seguro con este tipo de inversiones. Más allá de que conozco profundamente esta industria, los datos para la evaluación serían muchísimo más concretos y previsibles. Y claro, es mucho más divertido invertir en música que invertir en petróleo”.
Actualmente vemos cómo varios fondos de inversión compran catálogos, están de hecho comprando flujo porque son obras que generan dinero. A diferencia de otras inversiones que pueden pagar dividendos si tienen o no un buen trimestre, ciertas canciones pagan siempre, todo el año, todos los años. Los clásicos pagan. Y las escuchas crecen permanentemente. Con la performance de los últimos años de una canción y la cantidad de personas que se incorpora al sistema, en forma gratuita y en forma paga, uno podría proyectar de manera muy acertada la evolución.
Según Federico Scialabba, se viene una gran fusión entre las finanzas y la música. Los grandes players financieros se están involucrando en una industria nueva para ellos. Se están vendiendo muchas bibliotecas a precios más altos cada día. Con Blockchain va a haber muchísima precisión en cómo se consume la música y por lo tanto habrá una mejor monetización. Para una compañía independiente como Music Brokers, que supo construir un catálogo bien nutrido en sus 25 años de historia, el futuro parece ser prometedor.
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