Cómo nace Music Brokers y su trayectoria: 25 años de éxitos
A fines de la década de los 90 el mundo ya estaba conectado a internet, pero la vida no se compartía en tiempo real. El ancho de banda no existía y la velocidad era otra. Había buscadores como Altavista o Yahoo, pero el motor de búsqueda rey: Google, llegó recién en 1998. Y aunque la gente se comunicaba gracias a teléfonos móviles y correos electrónicos, nadie exhibía aun sus experiencias en redes sociales, ni veía películas vía streaming.
Un año antes, exactamente en 1997, dos jóvenes —Federico Scialabba y Julián Cohen— se unieron con la ilusión de crear una discográfica independiente que, desde Argentina, pudiera expandirse a nivel global y ser una opción a las tradicionales multinacionales que históricamente dominan el negocio discográfico y la llamaron Music Brokers.
Al principio, Music Brokers nació como compañía apoyada en una línea de oferta permanente con colecciones de bajo precio: desde boleros hasta música romántica pasando por tango y muchos otros géneros. Y como el mercado comprobó que la nueva discográfica podía ofrecer buenos productos a precios accesibles, a las primeras 80 mil unidades le siguieron cientos de miles de pedidos. Incluso estas colecciones comenzaron a comercializarse en puntos de venta no tradicionales como los kioscos de periódicos y revistas. Era el final de los años noventa y la gente aún se informaba con periódicos impresos con tinta y papel. Las tiradas eran masivas, millones de periódicos se imprimían para ser distribuidos en todo el país. Las grandes editoriales percibieron rápidamente la oportunidad de vender música junto con sus noticias, y así, comenzaron a comprar las colecciones de MB que acompañaban distintos tipos de publicaciones. Nadie podía imaginar que tantas personas querrían comprar una serie con 50 CDs de música clásica, pero ocurrió. Las colecciones se convirtieron en un boom. Como cuenta Federico Scialabba, todavía no existía Spotify, y sin saberlo, la gente compraba algo parecido a una playlist, eran playlists físicas, compilados.
Con el tiempo y la posibilidad de ampliar sus inversiones, MB fue evolucionando con sus productos y se volvió cada vez más exigente. Abrió otras líneas de precios, mejoró mucho la calidad de sus licencias y comenzó a trabajar con socios más rigurosos.
Llegó el año 2001, y mientras Argentina vivía su peor crisis —depósitos bancarios bloqueados, estado de sitio y renuncia presidencial anticipada— MB dio un nuevo salto de crecimiento. Las sucesivas devaluaciones y la enorme brecha cambiaria hacía imposible importar productos, pero la compañía transformó ese problema en una gran oportunidad. Las discográficas y las disquerías estaban al borde de la quiebra, así que Music Brokers se asoció con una fábrica para abastecer con sus productos las góndolas que habían quedado bien posicionadas pero vacías. Las ventas volvieron a multiplicarse. Algunos años más tarde, en 2005, llegó la serie Bossa N´ Stones, con millones de unidades vendidas no solo en Argentina, sino en todo el mundo, fue con este álbum se inició la internacionalización de la compañía. Se abrieron las oficinas regionales en Brasil, Chile, México y los Estados Unidos.
Y junto con el éxito de ventas en Tower Records, HMV, o incluso Walmart, de los distintos países, comenzó el trabajo para digitalizar el catálogo. En 2006, mientras Spotify y otras plataformas comenzaban a lanzar sus servicios de reproducción vía streaming; MB construyó lentamente su base en cada una. Cultivar los espacios en el mundo virtual parece una buena fórmula. En los últimos 25 años, aquellos “pequeños terrenos digitales” crecieron hasta transformarse en perfiles vigorosos, interrelacionados, y muy activos.
Hoy MB es una compañía de ideas, con productos específicos para nutrir un ecosistema virtuoso, un ecosistema que crece permanentemente y se retro alimenta. Según relatan sus fundadores: “MB crea bandas de sonido para determinadas situaciones que se infiltran en las emociones de la gente, en los lugares, en lo que las personas reconocen y necesitan”.
Si como dice Matt Redman hay 10 mil razones para bendecir al Señor; 16 mil canciones deberían dimensionar el resultado de estos exitosos primeros 25 años de Music Brokers.
De hecho, Music Brokers, ha sido la única compañía latinoamericana independiente que logró desarrollar una plataforma multinacional, ya sea a través de sus propias oficinas en LATAM y USA como a través de su red con más de 38 distribuidores asociados a lo largo del mundo.
El grupo creativo, con Federico Scialabba a la cabeza, desarrolló durante estos años productos muy exitosos que van desde la ya citada serie de Bossa N´ , Pericos & Friends, 80s Re:Covered, Vintage Reggae Café, Gitanos de Buenos Aires, las licencias de los principales sellos Indie del mundo y la construcción de varias carreras artísticas en múltiples géneros.
Dentro de esos proyectos hay grandes nombres relacionados con todo tipo de géneros. La compañía trabajó con artistas de la talla de: Diego Torres, Niña Pastori, Belinda Carlisle, Gregory Isaacs, Kim Carnes, China Crisis, Heaven 17, Tony Dize, The Wailers, ABC, Toots Hibbert, Os Palaramas do Sucesso, Gondwana, The Skatalites, Kim Wilde, Samantha Fox, Karen Souza, Sarah Menescal, Pinky Dread y Curiosity Killed the Cat, solo por nombrar algunos. Además, la compañía lanzó en la región bandas y músicos de la talla de: Arcade Fire, Sepultura, Vampire Weekend, Tiesto, Alabama Shakes, Radiohead, The Church y Black Francis, entre otros.
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Federico Scialabba